Mañana tranquila en Budapest, recogí mis cosas, me despedí del staff del hotel y me fui a dar un ultimo paseito por la ciudad. Compré el parche reglamentario para coser en la mochila y fui a un supermercado a comprar la comida de ese dia, el tren salia a la 13 y me esperaban 6 largas horas de viaje por delante.
Un poco apurado de tiempo corrí hacia el metro buscando la linea azul que me dejaría en Nepliget. Buscaba la estación Ferencvaros de Budapest, y por lo que ví, ni los húngaros sabian donde estaba. Despues de andar por los suburbios de la ciudad bastante rato buscando la maldita estación, en un polígono industrial, detras de una barriada humilde, vi lo que parecian ser vías, pero, la estación no aparecía por ningun lado.
Después de preguntar a varios lugareños sin ninguna idea, continué por un callejón que salía a las vias directamente. Al lado, un edificio cerrado, medio en ruinas y sin ningún tipo de identificación. Entré por una puerta de servicio y dentro había dos mujeres con una maleta. Les pregunté si iban hacia Serbia y me dijeron que sí. Ya un poco mas tranquilo me dediqué a observar la estación. Ni relojes, ni venta de billetes, ni seguridad... Por no haber no habia ni carteles indicando el destino de los trenes. Solo había muchos trenes de mercancías.
A los pocos minutos llegaron un grupo de 3 suecos con la misma cara de perdidos que tenia yo hacia unos minutos, me preguntaron si iba a Serbia y les dije que si. Lo mismo paso con un grupo de tres irlandeses que llegaron un poco despues. Empezamos con el cachondeo de la estación, que si era la estación mas rara del mundo, que vaya cabrones, que averigua como será el tren...
Al rato, uno de los suecos, cuando le comenté que uno de los trenes que había cogido en Rep. Checa no tenía ni baño, decidió ir al baño antes de subir al tren. Como arte de magia apareció un viejito con una llave y diciendo: toilet toilet muy energicamente. Detrás de un contenedor abandonado, dos pequeñas cabinas moviles hacían la función de baño.
De repente una voz rasgada y muy siniestra sonó por megafonía. Por supuesto en húngaro. Solo entendimos no se qué de Beograd, por lo que imaginamos que era nuestro tren.
Pensabamos que iriamos los 8 solos en el tren cuando para mi sorpresa estaba completamente lleno. El tren hacia el trayecto Praga-Belgrado y no quedaban asientos libres asi que con mis nuevos amigos suecos nos acomodamos en la sección de bicicletas en el suelo y empezamos el viaje.
Compartí los embutidos que había comprado y ellos me invitaron a vodka. Pasamos las primeras 3 horas de viaje en el suelo, levantandonos solo para ir a fumar. Curiosamente en los trenes por esta zona se puede fumar, solo en el vagón bar pero se puede. Entramos en esa nube de humo y un húngaro muy educado nos dijo que el que quisiera fumar tenía que consumir algo. Pedí una cerveza y nos fumamos el pitillo.
Despues de 3 horas llegamos a la frontera con Serbia. En el ultimo pueblo de Hungría, el tren paro en medio del campo, y por arte de magia subieron 50 policias con muy mala leche. Passports gritaban. Despues de media hora parados y con una fila de policias rodeando el tren continuamos para pasar la frontera Serbia.
De repente todo cambió. El sol se ocultó en cuestion de minutos para dar paso a una tormenta brutal, empezó a diluviar y poco a poco nos acercamos a Subotica, la primera estación Serbia. (La de la foto)
Parece ser que las vías serbias estan muy echas polvo porque si la velocidad normal del tren era de 100km/h, cuando pasamos a serbia no pasaba de los 50km/h.
El paisaje era completamente distinto a lo que había visto antes, se podía ver que eso ya no era UE.
Con una hora de retraso, llegamos porfin a Novi Sad, una ciudad a a unos 100km al norte de Belgrado. Bajé del tren y para mi sorpresa ví como practicamente todos se bajaban allí.
Este año el Exit Festival, uno de los mas grandes festivales de música electrónica de Europa se celebraba en Novi Sad. (Porfín entendí porque me habia costado tanto y tan caro encontrar hostel).
En la estación intentaron venderme un mapa de la ciudad por 5 euros, a lo que me negué rotundamente. La ciudad estaba a rebosar de gente joven.
Todo estaba escrito en cirílico y no sabia ni en la calle que estaba. Edificios heredados del comunismo daban un toque lúgubre y gris a la ciudad, todos cuadrados e iguales. Por pura suerte, giré en una calle al azhar y resultó ser la calle de mi hostel.
Llegué, entré y un chaval muy majo me lo enseñó. Con diferencia el hostel mas cutre en el que he estado hasta ahora, y el mas caro! 25€ La noche!
Dejé la mochila y me dispuse a dar un paseo por la ciudad. El centro era muy bonito, edificios bien decorados, al contrario que a las afueras, tiendas de moda, las cafeterías y terrazas a reventar y sobre todo: mucha mucha gente yendo casi en fila hacia el rio.
Como no tenía nada mejor que hacer les seguí en su recorrido. Pasamos por un parque, convertido en botellódromo municipal. Nunca habia visto un parque con tanto ambiente de noche. Seguí hacia el rio mientras una marea de personas lo cruzaba. Al fondo, el castillo de Novi Sad, en lo alto de una colina, se habia convertido en sede del Festival. Por la calle vendían una especie de tubos de ensayo con un líquido amarillento dentro, Vodka!
Despues de dar un par de vueltas y tomarme un par de tubitos de ensayo de esos fui a buscar algo de comer y volví al hostal, 7 horas de tren pesan en el cuerpo... La cena por poco mas de 2€ y un paquete de tabaco en un estanco por poco mas de 1,5€. Que alegría de precios!
Descubrí que las matrículas de los coches explicaban exactamente como era este pais. Una franja azul a la izquierda pero sin las estrellas. Serbia es un intento europa pero sin llegar a serlo realmente, se queda un poco lejos y eso me gusta! Porfin algo diferente!
Mañana descubriré porque es tan especial esta ciudad! Hasta mañana futuros mochileros!
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